10/30/2008

Las enseñanzas de Hiperpomo



Si en este día agobiante, buscase en todo el mundo algo necesario, sería solo una cosa: mi alimento. Si soy más trascendente que las palabras que salen de mi boca y el tiempo que tardan en ser olvidadas... Bueno, eso sólo puede explicarse con un chasquido de dedos: vivo constantemente desencantado de los placeres. Vivo hambriento y desenfrenado. Mas no confundan mi empeño, ni se imaginen a una persona fuera de control. No. No como con los gorriones en una jaula, no me siento, ni me pongo de pie por nada que no sea el cansancio de mis piernas. Engullo cuanto puedo (varias veces el peso de mi cuerpo), junto a los leones, las viseras de algún herbívoro despistado. Río, tan honestamente con las hienas que a veces olvido lo que soy. Calo los huesos junto a los buitres, para que no me olviden…



Máximas para una vida mejor


  • Nadie dijo que sería justo.
  • Los borrachos son como los niños, en cuanto pueden le chupan las tetas a tu mujer.
  • El tiempo de vida siempre es corto, lo que aumenta con los años es tu desesperación.
  • Nadie perdona, solo dejan de reprochar.
  • Un beso es beso cuando termina.
  • No por ser en blanco y negro una fotografía es arte.
  • Nunca molestes a alguien que se abotona el cuello de la camisa sin usar corbata.
  • Alguien en este momento te está cagando.


10/19/2008

Ramona II, el eterno resplandor








Astra inclinant non cogunt: Los astros predisponen, pero no determinan.


Artista invitado: Julio Cesar Marco Antonio Cayo Garmendia






En este pequeño espacio dedicado a la cultura les traemos los pocos registros que nos quedan de la existencia de este singular artista. Poco se sabe de él: nacido en Polonia en 1977, estudió durante 9 años pintura, escultura, dibujo y grabado. Adquirió fama mundial por las exquisitas reproducciones de obras maestras que realizó para diferentes potentado alrededor del mundo.
El hecho es que después de obtener prestigio y dinero haciendo reproducciones se decidió a montar una exposición personal. Dicho evento resulto ser un fracaso rotundo. Julio Cesar Marco Antonio Cayo Garmendia, envalentonado por el alcohol, como era su costumbre incendió la desierta sala. Él y la mayoría de las obras desaparecieron con el fuego, solo se rescataron un para de dibujos que aquí les presentamos y su dentadura postiza (que también presentamos)