11/19/2010

El Dragón Dormido I

1-  Encontrábame un lejano dos de  julio caminando, por un bosque incierto,
Perdido, entre los árboles y las ideas. Deshojando de un todo lo único,
Y de lo único la certeza. Recuerdo aquella soledad consorte del silencio,
El  ego cauteloso expandido y mi rostro transmitiendo calor al frío.
2- Faltando de las horas dos tríos para que toquen las ánimas en el campanario
Ya estaba yo en mi buscado purgatorio. Avanzando a paso lento, casi cojo
3-  Mi viejo saco negro, que es mas pertrecho que abrigo.
Era, junto con el estoque que blandía con siniestro pulso
Todo lo que por aquellos días tenía sin ser prestado.
Fue tras un recodo del camino donde encontré finalmente mi pequeño sino.


4-  Dos extraños forasteros aguardaban tras un álamo.
“Apenas un encuentro fortuito” pensé, y seguí mi paso singular pero seguro.
Pero a mi fe, que ambos al menguar el espacio entre nosotros
Se acercaron teniendo pendientes las palabras en sus labios.
Vayan con estos saludos las disculpas por interrumpir vuestro paseo.
5-  Sabed que sobradas razones nos han traído hasta este álamo.
Pero, basta de preámbulos, que una pregunta inquieta mi ánimo.
¿Sois aquel a quien hemos estado buscando?
Vagáis por estos rumbos, en horas ciegas, solo, con tu abrigo,
6-  Cargando con siniestro pulso un estoque  traicionero y fino.”



En mis pasos detenido, por este singular encuentro
Puse un momento el ingenio a descifrar al peculiar dueto.
Uno alto, de torva mirada y ojos claros, viperinos,
Llevaba consigo, y a juzgar por su empeño
7-  En ésto le iba la vida, un paquete oscuro bajo el brazo.
Su compañero, quien habló primero
8-  No era más que una calva cabeza sangrando.
“Seré quizás por quien me toman, extraños caballeros.
Aunque no son únicos, salvo en mi afecto,
Ni mi estoque, ni el saco negro.”

9-  “¿Sois El Santa, caballero? Contestadme os lo ruego.”
Dijo el calvo y a su lado, su inmutable compañero
No hacía más que mirarme fijo, sin disimular su gesto.
10-  “Hemos venido desde lejos, allende los mares y el desierto.
Nuestra jornada ha sido larga; hace años somos extranjeros.
Por tanto si sois a quien buscamos, ya hace tanto que no recuerdo,
Poned fin a nuestro viaje, o de lo contrario decidlo y daré aquí sin más un: “adiós caballero”
“Os diré, ya que tus palabras me han conmovido, que soy a quien buscáis  hace tanto y de tan lejos”
11-  Y al tiempo que dije estas palabras, quité con donaire mi sombrero,
Haciendo las reverencias qué según las  viejas buenas costumbres requiere el caso.

“Y ahora yo interrogo y al hablar debéis ser sinceros.
¿Cuál de todas las razones que pueden hallarse en el mundo
Inspiró a vuestros ánimos a tomar este camino olvidado por todo hombre o numen de peso?
Ya que seguro estoy de no pecar de falsa modestia si os digo
Que a mi nombre no precede reputación alguna que supere la extensión de un campo de trigo.”
12-  Mientras el sol enrojecía y llenaba al mundo las tinieblas, el orbe negro
Poco a poco nos cubría y ganaba el cielo cóncavo.
El calvo, el pequeño narrador, sostuvo en la nada la mirada. Pensando,
13-  En los días transcurridos, en las penurias superadas. Pues habiendo encontrado un destino
Se juzga lo vivido, perdido y encontrado, sopesando el resultado para saber si ha valido la pena haber envejecido tanto.

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