11/19/2010

El Dragón Dormido III

Si pretendo, antes del amanecer, acabar con vuestras dudas. Pues según los astros
Predicaron en mi nacimiento mañana será el día de redención, mañana arribará el silencio.
Sepan comprender virtuosos señores que habéis venido de tan lejos
Que no son tan diferentes mi estoque y mi ánimo. Tras el sintético cuerpo
Circular de madera oscura reposa contenida la filosa lengua de un eremita feliz
-Habéis venido hasta mi cargando una historieta, que de ellas hay cientos
Y cientos son las formas en que nacen. Las hay únicas, por un solo hombre pergeñadas.
Son estas obras las más sencillamente adoptadas por los altos estetas consumados,
Pues encajan desde la superficie con las normas que han declarado.
Y sería falso y engañoso defender un arte por sus más escasos frutos bien seleccionados.
24-  Tomaré como bandera el más bastardeado de los hijos que esta expresión ha podido dar,
Quien también es su forma más fecunda: el género superlativo de las hazañas.
25-  Habrán dicho los estetas que es un arte repetitivo, tanto en continente como en contenido,
Cercenando con estas palabras los inmutables siglos de registros planos de planos
Cuerpos, varias veces rebatidos. Tal es el arte que floreció antes del arte   
Bebiendo las aguas del eterno Iteru.
Y hete aquí que éstas son sus virtudes, las que los vuelven imperecederos.
Ahora cerrad los ojos y retrocedamos en el tiempo, antes del arte mismo donde según todos lo libros
Comenzó a caminar la belleza. Fue útil a cada hombre para relacionarse con su mundo y en él sus bestias.
En el último recodo de una caverna, animada por un fuego danzante ordenaron la extensa tierra.
Y es así que en aquellos días de barro, de piedra y bronce, cada muro y cada cuenco
Participaba de la mítica belleza portadora de las normas y valores.
En cada punto de nuestro vasto mundo, gravitando al astro rey, fue el proceso repetido,
Moldeado siempre a diferentes horizontes y relieves. Florecido el dragón, lo cubrió
26-  Todo con su forma. El poder enmascarado, y en cada pueblo la máscara que el decoro requiera,
Guió las fauces devoradoras abrevando materia fundadora a  la matriz que forjó la forma y la cultura.
27-  Fue, durante centurias un hecho que las artes y todas las cosas ciertas fueron indivisibles,
E invisible su accionar instruyendo los valores de cada pueblo. Así fue durante siglos.
Se hizo y deshizo el contorno, el color incubó diferentes mundos, fue a la vez
Clave y adorno en los palacios y tumbas. Fue el manto que el hombre
Usó como abrigo y medio para lidiar con el universo.
Lenguaje que conectaba los linajes con los tiempos mitológicos,
28-  Lenguaje claro y transparente de inmutables normas ritualizadas.
Lenguaje sin alfabeto ni analfabetos, pues a través de él
Todo homínido fue un hombre, parte integrante de lo eterno.
Extasiado en su grandeza, pueril en su pensar
El hombre se nombró hijo y elegido de sus fantasías fundadoras.
Construyó cuatro elefantes y sobre sus lomos arrasó con el mundo que lo vio nacer.
Construyó con el arte, cuando el arte no existía, tumbas, dioses
Templos e imperios. Construyó batallas y victorias que nunca fueron.
Justificó con pragmático criterio todos sus crímenes.
Alimentó una giba sobre sus espaldas para no poder ver más que su ombligo.
Creo el artífice de un mundo bello, tan pequeño como su razonamiento.

                                                              Al caer la iluminación bajo la simple practicidad de los electrones,
El arte logró su ansiada libertad.
Y las formas que antaño contaban hazañas y miserias de los dioses, paradigmas y mártires;
29-  Que son siempre metáforas de  universales menesteres humanos,
Se revelaron al gusto de cada persona y sus caprichos.
La belleza se apartó de la arquitectura en dos suspiros preciosistas.
Curvo el primero, dulce y delicado; recto y solemne el segundo.
30-  El binomio de la creación que subyace, quedó vacío para las academias.
Y es la mano del destino delicada en acomodar ciertos detalles irónicos.
Fue en el antiguo mundo, a la vera de una ciudad eterna,
Cuando el lenguaje recuperaba el volumen, donde los primeros pasos
De esta caída fueron dándose, bajo la nueva guía de la razón esperanzada.
Aquellos tiempos, medidos por la divina proporción, fueron deslumbrados
Por la maestría de un puñado de hombres tan celebres como sus obras.
La roca, el aceite y las ideas plasmadas como tapetes marcaron las ciudades.
                                  Bajo el manto blanco y amarillo de una metrópolis sacra, unos pocos artesanos
 
31-  Renacieron como artistas reclamando para sí el derecho divino de la creación.
Y, como todo, a un paso, inevitablemente le sigue otro
Acentuando la dirección y el modo.
Pintaron, primero el espacio entre las cosas.
Pintaron y crearon el cielo y el infierno,
Pintaron las nubes nórdicas,
Pintaron, también, en el norte,
Las cartas y el paso de la muerte por las cosas.
Pintaron los milagros, como un milagro teatral.
Pintaron e hicieron verosímiles las santas pasiones,
De hombres y mujeres con perfiles
Paganos, que gradualmente se  humanizaron.
Pintaron los placeres monárquicos
Y la rectitud moral revolucionaria.
Pintaron las hazañas de los hombres,
Como seres individuales.
Los pintaron, mas tarde sin intención aparente.
Pintaron  la misma luz entre las cosas
Mientras las cosas se deshacían en los colores.
Y habiendo sido expuesto como autónomo y separado,
Habiendo, devorado todo contenido asequible
Y todo aquello que lo contiene,
No quedó más que pintar la pintura.”
Tan frío lo recuerdo a aquel dos de julio….
”No es intención interrumpir vuestro apasionado discurso,
Más con mi razón no comprendo, cómo en los tiempos
Pretéritos logrará encontrar las bases para juzgar
Y bien medir la valía de nuestra obra. Recordad, noble caballero
Las palabras de los estetas. Ellos que dominan el discurso eterno
De la historia, misma que ahora vos manipuláis, la sojuzgaron
Como simple y repetitiva, carente de toda intención de sacro arte inmaculado”.
- En vuestras palabras hallo sencillez y sabiduría, mi joven amigo extranjero.
Las palabras brotan de mi boca enardecidas. Hambrientas de libertad
Las ideas no respetan el decoro del contexto, ni la fugacidad del tiempo.”

“Con el nacimiento del viejo siglo las artes bellas se liberaron
De toda atadura funcional…. Y a mi mente llegan con su rostro
Asociado, las palabras que dijera una de las ninfas,
Que como siempre van en pares. Ella dijo, por explicarme
Y mostrar mi erróneo razonar: “Las pancartas-manifiestos,
33-  Que son más obras que las obras mismas arrasaron con toda
La censura que los nuevos artistas fueron heredando”.
Y no hay mejor escudo para mi desconfianza que este manojo
De palabras. El viejo dragón oculto devoró su cuerpo al circundar el globo,
Ebrio y extasiado por el horror de contemplar tanta belleza.
Más, sé bien que la muerte nunca es absoluta.
En la oscuridad del inconciente, entre las cornisas y el cielo,
escondido frente a todos, como suelen esconderse todas las maravillas,
anidaba un nuevo lagarto, que será dragón cuando despunte el día.

La nueva casta de hombres justificados, de artistas sin censuras, predecesores
De los altos estetas consumados, tomaron la piel de aquel enorme cadáver
Que yacía bajo el ojo opaco de la noche rebatida por la nueva arquitectura.
Vistieron su vanidad con grandes y pequeñas escamas tornasoladas.
Cada uno a su paso recorrió el mundo, hablando miles de idiomas a la vez.
Y en cada pueblo fueron deslumbrando a quienes vieron en los restos
Degradados del pasado, la belleza del color y no el marasmo de una era.
Libres e invulnerables se dispersaron en lo que dura un suspiro.
Pero escuchad mis palabras, que el silencio de este bosque eterno,
Que es más bello y cierto que cualquier obra que no haya sido cosechada,
Las conduzca hasta sus almas para comprender la silente paradoja.
Con una voz de libro, con seis ojos de libros también, una con su cuerpo
Retraído, la otra como una lejana espiga. Mientras callaba la primera,
La segunda sentenció “Arrasaron con toda la censura”, así fueron y serán
Las ninfas, que siempre se presentan en pares.
34-  El poder enmascarado que antaño dominó las fauces del épico dragón
Que circundaba el globo, no prestó mayor atención,
Ni rindió hecatombe alguna para solicitar a los dioses las correas
Que sujetaran las lenguas de estos hombres pertrechados con escamas.

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